El síndrome de la boca ardiente (SBA) es un cuadro clínico muy frecuente, caracterizado por una sensación de quemazón, ardor, escozor, que afecta a la mucosa bucal.

 

El SBA es relativamente frecuente. Se da entre un 0,7% y un 4,5% de la población. Se observa más casos en mujeres en edades medias-altas de la vida, sobretodo en mujeres postmenopáusicas.

 

Síntomas del Síndrome de la Boca Ardiente.

Ardor, escozor, hormigueo, adormecimiento, quemazón son los síntomas más habituales que describen los pacientes.

Estos síntomas se pueden localizar en cualquier parte de la mucosa bucal, pero con más frecuencia en la lengua (punta y bordes) seguido del labio inferior y paladar duro.

En general es de tipo crónico, de inicio espontáneo, sin factores identificables de precipitación, a no ser el estrés o factores psicológicos. Puede haber periodos de agudización o de crisis.

Una vez que el síndrome aparece, puede persistir durante años.

El ardor suele aumentar por el día progresivamente alcanzando su intensidad máxima por la tarde. Por la noche está ausente generalmente, no los despierta, pero les dificulta conciliar el sueño.

La dificultad de conciliar el sueño junto al dolor constante hace que muchos de los pacientes acaben teniendo cambios de humor, irritabilidad, ansiedad y depresión.

Con frecuencia el SBA está acompañado por otros síntomas como sequedad de boca, alteración del gusto (sabor metálico, amargo), dificultad para tragar y dolor facial o dental atípicos.

Causas del Síndrome de la Boca Ardiente.

Actualmente no está clara la causa del síndrome de la boca ardiente. Se presupone un origen multifactorial (factores locales, sistémicos y psicológicos). Muchas veces la eliminación de algunos de estos factores no supone la mejoría del cuadro clínico.

Como factores locales podemos encontrar el roce de una prótesis o un empaste, el tabaco, el alcohol, la infección por hongos o candidiasis y la xerostomía o sequedad bucal.

Dentro de los factores sistémicos podemos destacar las deficiencias vitamínicas (B12, B6, ácido fólico y vitamina C), la disminución de los niveles de estrógenos (menopausia) y la diabetes no controlada. También la toma de ciertos fármacos que producen como efecto secundario la xerostomía o sequedad bucal (antihistamínicos, neurolépticos, antiarrítmicos, antihipertensivos, benzodiacepinas)

Los factores psicológicos y sociológicos desempeñan un papel importante en el dolor facial y orofacial. La depresión, la ansiedad, inadaptabilidad social e inestabilidad emocional son los cambios psicológicos más frecuentes. Para algunos autores, los pacientes que presentan el síndrome suelen presentar tensión psíquica y ansiedad. Y el ardor bucal puede ser una somatización de sus conflictos internos.

Tratamiento del Síndrome de la Boca Ardiente.

El tratamiento se basará en mejorar la sintomatología.

Se recomienda una buena hidratación y administración de análogos salivares en caso de xerostomía o boca seca.

Durante la menopausia, si está indicado, reemplazo hormonal.

Si es posible, cambio de aquella medicación que produzca efectos adversos sobre la mucosa bucal.

Se debe eliminar todo factor ya sea local o sistémico que afecte a la mucosa, como por ejemplo alergias de contacto, prótesis mal ajustadas, etc.

También se debe controlar hábitos parafuncionales.

Dar sustitutos vitamínicos en caso de déficits nutricionales.

Si eliminado estos factores aún persiste el ardor podrá instaurarse un tratamiento similar a otros dolores neuropáticos (antidepresivos tricíclicos, capsaicina, benzodiacepinas, anticonvulsionantes).

También es necesario valorar el componente ansioso, depresivo u otras alteraciones psíquicas por la que atraviesa el paciente. Una psicoterapia sencilla puede suponer el 80% del tratamiento en algunos casos.